sábado, 8 de enero de 2011

Los siete reyes magos


Hoy he vuelto a sentir cómo el tiempo pasa a mi lado de manera indiferente y apenas me roza el lomo, mamona -me dice-, cabeza de cabra, terca, inútil, antisocial, malparida.
Los reyes Magos ya vienen, ya vienen, ya vienen, montando a tres famélicos camellos, el seis de enero, a quién se le ocurriría semejante día del calendario para siete reyes, o diez mil, reducidos sólo a tres por el capricho de algún fildeputa designio colectivo.
Una consecuencia más del irredento miedo tribal a la muerte, pasado por el tamiz vergonzante del intermediario cabrón que traduce, para el ignorante, el mandato de los dioses. Digamos que fueron tres los reyes magos, vale, pues tres, Melchor, Gaspar y Baltasar, machotes los tres, pongamos que uno negro, bajo una estrella inventada, sobre un recinto inventado, con un Jesús inventado, y una virgen inventada, y una biblia inventada, y un dios inventado, bajo un totum inventado desde el más alucinado subproducto colectivo, que acaba convertido en multinacional sedente vaticana, con calidad de Estado por gentileza de Mussolini; con facultad de oyente en Naciones Unidas y con la desfachatez universal de hacer oídos sordos a la declaración de los Derechos Humanos de 1948.
Qué bonito, qué bonito, qué bonito.
Cuánto disfrutan los niños con esta cosa chocha  y misógina de los reyes magos, a la que papá y mamá prestan su imagen y semejanza y aportan lucecitas, misterio y engaño, poniendo fronteras entre lo que será cierto como la luz del día y lo que será misterio como la luz de la noche.
Con el tiempo, los melchores y gaspares y baltasares devienen burda tomadura de pelo, frente a la arrogante verdad de las virgencitas marías, los sanjoseses, los niños jesuses, y el dios trino, más el amor que les es debido so pena de fuego eterno.
En el mismo flato mental se establece por designio infalible la existencia de Dios junto a la inexistencia del rey Melchor o del Ratoncito Pérez. Dios es dios, en tanto Melchor y el Ratoncito son los padres. Sería lo mismo al revés, pues todo es parte del mismo atropello, ¿pero quién se lo explica a los padres?
Qué espanto, qué espanto, qué espanto.
Hijoputa el que predica y cagón el político que consiente. Y tontos, muy tontos, esa caterva de sumisos a los que basta con un sueldo al mes y un único libro apócrifo, evangelio recitado militarmente durante la infancia de leche.
¡Qué sociedad tan boba!
Y yo en el medio. Esperando todavía hoy la llegada de mis semejantes, los ateos.

1 comentario:

  1. Amigo mío, los reyes magos ahora son Messi, Xavi e Iniesta, lo demás no importa en este mundo de crisis y de reforzamiento de la fe.
    Ya se lo dijo Franco a su cuñado Serrano Suñer, "pan y futbol, Ramón, pan y futbol".

    Firmado el Abate Gédoyn.

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